El
21 de junio de 1839, hace 175 años, se inauguró el cementerio de Reina, ubicado
en el barrio de igual nombre en la ciudad de Cienfuegos. Este sitio, declarado
Monumento Nacional desde 1990, resalta entre sus similares en el país y el
orbe.
En
este camposanto, que comenzó a erigirse en 1836, el visitante puede apreciar el
sistema de muros para enterramientos
en nichos verticales, de acuerdo con costumbres de la época colonial del siglo
XIX.
Verdaderas obras de arte devienen las tarjas y lápidas
elaboradas con mármoles de Carrara y hierro fundido, por creadores cienfuegueros
y artistas del Viejo Continente.
De
la autoría de un escultor italiano es la “La Bella Durmiente”,
obra erigida en memoria de María Josefa Álvarez Miró, fallecida el 16 de julio
de 1907,
a la edad de 24 años. Según cuenta la leyenda, María
Josefa murió de amor.
Esta pieza, maravilla del arte funerario, representa a
una joven dormida, reclinada a una cruz, con un ramo de amapolas en su mano
derecha, como símbolo de la vida, mientras con su mano izquierda aplasta
suavemente una serpiente, en alusión a la muerte.
En
el recorrido por la necrópolis encontramos además una parte de la historia de
las Guerras por la
Independencia de Cuba. En fosas comunes, están enterrados
combatientes del Ejército Libertador, que participaron en las gestas de 1868 y
1895.
Una
tarja situada en 1943 en la fachada del cementerio rinde homenaje a los
patriotas fusilados en Cienfuegos en la guerra de 1868.
También destaca la lápida colocada en 1841, la cual
marca el sitio donde está sepultado Agustín Santa Cruz y Castilla, ilustre benefactor de la otrora
colonia Fernandina de Jagua.
El
paso del tiempo deja vestigios en el cementerio de Reina. La cercanía al mar
ocasiona daños en monumentos y otras áreas del inmueble.
Especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos (OCCC)
y jóvenes restauradores que se forman en la Escuela de Oficios Joseph Tantete aúnan esfuerzos
desde hace dos años para recuperar el esplendor en cada espacio de este
lugar.
En
una primera etapa, rehabilitan el edificio administrativo, que contará con una
sala museo. Igualmente trabajan en el montaje de instalaciones eléctricas e
hidrosanitarias, la conclusión de la capilla y el patio
principal.
El
programa de restauración comprende la siembra de árboles en los exteriores y la
iluminación completa de este camposanto, que constituye una joya del patrimonio
de la nación cubana.
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